Alrededor de una mirada profunda en los últimos años basada en la experiencia de vivir, compartir la cotidianidad de los sectores populares y de acompañar procesos de desarrollo humano integral y protagonismo de los NATs (Niños, Niñas, Adolecentes Trabajadores) y fundamentados en experiencias pedagógicas adaptadas a las necesidades e intereses de las comunidades algunos ex NATs y educadores comprometidos con la transformación positiva de la realidad hemos identificado algunos necesidades que hoy requieren una especial atención y que se traduce específicamente en una profunda y necesaria lectura del contexto de los sectores populares y rurales de Colombia que exigen acciones urgentes y adaptables a los cambios estructurales de tipo legislativo y de orden económico que condenan y excluyen cada día más a cientos de niños, niñas y adolescentes, jóvenes y sus familias.
En este sentido la Escuela Viajera nace como una iniciativa de jóvenes que con su experiencia de vida y de organización con las bases en diferentes movimientos a nivel latinoamericano pretende en este tiempo en que la noche colombiana se hace más oscura para los más débiles ser la portara del “anuncio de las buenas nuevas”. Portar la esperanza en los sectores populares a través de apuestas pedagógicas que se adapten a un contexto impredecible e inestable pero que al mismo tiempo pueda ser un ejemplo sencillo y flexible de alternativas de resistencia no violenta de la infancia y de la juventud que les permita soportar en el desarrollo de sus objetivos formas de vida posibles, creadora de “mujeres y hombres nuevos” capaces de ser sujetos de derechos y protagonistas que enfrentan y trabajan cotidianamente la transformación de su historia, la historia de un país que se dispone a escribir versos cargados de esperanza.
Así mismo la Escuela Viajera quiere romper los límites que históricamente ha impuesto la estructura de la institucionalidad de la escuela tradicional, abandonando muchas veces su objetivo fundamental que es la crear conocimiento, inquietud, gozo.
Es por ello que ante las barreras invisibles de quien puede o desea aprender y de quien puede o desea compartir su saber nos lanzamos al camino de lo inhóspito, de aquello que releva el poder del conocimiento y del saber tanto en los convocados como en los convocantes, es soltarse en la aventura de re-significar una palabra para nosotros todavía en construcción: Escuela de nuestro territorio, Escuela para nuestra gente y por nuestro pueblo.
En este sentido la Escuela Viajera nace como una iniciativa de jóvenes que con su experiencia de vida y de organización con las bases en diferentes movimientos a nivel latinoamericano pretende en este tiempo en que la noche colombiana se hace más oscura para los más débiles ser la portara del “anuncio de las buenas nuevas”. Portar la esperanza en los sectores populares a través de apuestas pedagógicas que se adapten a un contexto impredecible e inestable pero que al mismo tiempo pueda ser un ejemplo sencillo y flexible de alternativas de resistencia no violenta de la infancia y de la juventud que les permita soportar en el desarrollo de sus objetivos formas de vida posibles, creadora de “mujeres y hombres nuevos” capaces de ser sujetos de derechos y protagonistas que enfrentan y trabajan cotidianamente la transformación de su historia, la historia de un país que se dispone a escribir versos cargados de esperanza.
Así mismo la Escuela Viajera quiere romper los límites que históricamente ha impuesto la estructura de la institucionalidad de la escuela tradicional, abandonando muchas veces su objetivo fundamental que es la crear conocimiento, inquietud, gozo.
Es por ello que ante las barreras invisibles de quien puede o desea aprender y de quien puede o desea compartir su saber nos lanzamos al camino de lo inhóspito, de aquello que releva el poder del conocimiento y del saber tanto en los convocados como en los convocantes, es soltarse en la aventura de re-significar una palabra para nosotros todavía en construcción: Escuela de nuestro territorio, Escuela para nuestra gente y por nuestro pueblo.
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